Cuando hacía la
carrera solía escuchar una y otra vez de boca de muchos catedráticos, de la importancia de ser objetivo. En la Universidad Complutense de Madrid, casi
todos los profesores que me dieron clase provenían de la orientación
cognitivo-conductual, de ahí la insistencia en la objetividad. En aquellos
primeros años, yo creía fielmente en ese paradigma y por ello no dudé en las
palabras de las personas que me enseñaban cada día, de hecho, yo me los
imaginaba entrando a su oficina, dejando tras de sí todas sus cualidades
personales y poniéndose una máscara que ocultara los sentimientos, las ideas,
los pensamientos que tanto los caracterizaban en clase pero, …. ¡qué gran sorpresa
me llevé la primera vez que entré en un despacho dónde me esperaban los
primeros pacientes de mi vida! (aquellos pacientes que por ser los primeros
siempre ocuparán un lugar especial en mi recuerdo – pero esta, ya es otra
historia- ). Fue allí, en aquella primera entrevista, dónde pude experimentar
el gusto de lo subjetivo, y con ello la gran influencia que cada uno de los
psicólogos tenemos debido a nuestro idioma, nuestra cultura y cómo no, de
nuestra personalidad.
Así que de pronto
tuve que borrar todo lo aprendido acerca de la objetividad, y encontrar mi
manera dentro de la orientación elegida, de hacer terapia. Descubrí mediante la
experiencia, que no todos los psicólogos
pueden ayudar a todas las personas, ni todos los pacientes están hechos para
todos los psicólogos. Es decir, que para poder llevar a cabo una buena terapia
hay tres ingredientes fundamentales: que
ese paciente concreto conecte con ese psicólogo específico, que ese psicólogo
específico conecte con ese paciente concreto, y en definitiva que haya – lo que
llamamos – una buena alianza terapéutica. Ya existen varios artículos que
explican qué se necesita para que haya una buena alianza entre paciente y
terapeuta, pero yo quiero sumergirme en el ámbito
cultural e idiomático de la terapia – dejando en este post un poco más de
lado lo que influye la personalidad del terapeuta -.
Cuando un
paciente entra a consulta, lleva probablemente un buen tiempo pensando en
venir, y tiene muchas ganas de contar todo lo que le pasa en el menor tiempo
posible y de la mejor manera. Aquí entran en juego todos los giros idiomáticos,
los refranes, las frases hechas y las palabras de moda, también aparecen los
nervios y aquellas manifestaciones propias de cada cultura (formas de hablar
más o menos directa, diferentes tipos de humor más característicos de unos
sitios que de otros, un ambiente más o menos formal, aparece más o menos
espacio entre el paciente y el terapeuta, y muchos otros detalles a veces muy
notables y otras casi imperceptibles). Todas estas manifestaciones favorecen o
dificultan la relación terapéutica. Como psicóloga, me interesa entender bien
todo lo que el paciente me cuenta para poder planificar – en la medida de lo
posible – una terapia eficaz. Hablar la misma lengua me facilita mucho la tarea
y la comunicación con el paciente, e inevitablemente ayuda a que la terapia
fluya de forma natural.
Con todo este
post no quiero decir que un terapeuta extranjero o que no hable la lengua
materna del paciente, no pueda llevar a cabo una terapia eficaz. Lo que sí
quiero decir es que si un inmigrante de habla hispana va a un terapeuta de
habla hispana, la terapia será más rápida y fluida porque no habrá que poner
tanto esfuerzo a la hora de comunicarse, ya que los giros idiomáticos, las
distancias, el humor y el ambiente será el mismo para paciente y terapeuta. Por
último añadir que si un inmigrante va a un terapeuta que a su vez también es inmigrante,
eso ayudará a la terapia y el terapeuta podrá comprender más profundamente al
paciente.
Para terminar
sólo añadir que aquellos inmigrantes que vean que necesitan terapia porque
llevan un buen tiempo en el país elegido y sienten que no están integrados, es
importante que sepan qué puntos son elementales a la hora de buscar un
terapeuta, y uno de ellos es el idioma.
Ya dedicaré un post entero sobre ¿Cómo
encontrar al terapeuta adecuado para mí?
Hasta el próximo
día!
Auf wiedersehen ;)