Hoy me gustaría hablar de una palabra que muchas personas que conozco tienen actualmente en la cabeza: incertidumbre.
Las dudas sobre
el futuro, sobre qué pasará, qué haré, dónde viviré son cuestiones que se
plantean tanto inmigrantes como cualquier otra persona en su país de origen, y
que traen consigo emociones de todo tipo
como miedo, frustración, ansiedad, apatía, tristeza y falta de motivación. Está
claro que muchas de las circunstancias que nos rodean son incontrolables, y de
hecho querer controlarlas no sólo sería imposible sino también enfermizo. Este
post no se trata sobre el control de lo incontrolable, sino de que estas
personas y otras muchas en su misma situación sepan qué cosas están en su mano
hacer y dependen directamente de ellas, y cómo conseguir vivir con las
emociones que provocan las dudas, sin desesperarse en el intento.
Aunque una imagen
vale más que mil palabras, aquí os dejo la primera y más importante regla a la
hora de lidiar con la incertidumbre:
A veces uno
espera una llamada para una entrevista, o el día para la inscripción del curso
o simplemente la contestación del mail para la convalidación del título. Estos
son ejemplos claros de que hay situaciones en las que no se puede tener el
control ya que depende de otras personas. Sin embargo, si sólo esperamos a que
nos contesten, o nos llamen o nos digan, para empezar a hacer algo … la
incertidumbre crece y los sentimientos de inseguridad y frustración se
incrementan. Pues hay que tener en cuenta, que mientras esperamos aquello que
no controlamos, podemos tomar otras decisiones hacia nuestra meta u objetivo. Para luchar contra la indecisión hay que
tomar decisiones que estén a nuestro alcance. ¿Y cómo se hace eso?
En el último post
mencioné al final la importancia de cumplir con lo que nos proponemos en
relación a la positividad y las emociones. Me gustaría aquí retomarlo
porque está muy relacionado con la toma de decisiones y la incertidumbre. Como dije antes, hay situaciones que son
incontrolables y que nos producen incertidumbre, y otras que están al alcance de
la mano pero que dejamos de hacer porque nos vemos nublados por esas emociones
que rodean a la incertidumbre. Para luchar contra estas dudas y preguntas sin
resolver podemos plantearnos una meta clara y deshacerla en pequeños planes de
acción.
Para plantearnos
una meta clara, es importante preguntarnos: ¿qué queremos? E intentar concretar
al máximo, cuando digo concretar, me refiero a que no sólo es necesario saber
donde queremos llegar o qué queremos conseguir sino también detallar como
pensamos que podemos conseguir eso que nos proponemos:
1. ¿qué quiero?
2. ¿cómo lo quiero?/ ¿cómo lo consigo?
3. ¿dónde quiero llegar?
4.
¿qué puedo hacer para conseguirlo?
5.
¿qué pasos podría seguir para llegar a ese
objetivo?
6.
¿con quién cuento si necesito ayuda?
Una vez que
respondemos estas preguntas básicas y otras muchas que podemos hacernos,
obtendremos un borrador de nuestro plan de acción. Sobre él podremos trabajar
un poco más y pulir aquello que queremos
alcanzar y los pasos que pensamos seguir. Para finalizar sólo agregar que si
ese primer bosquejo del plan A no funciona por alguna razón incontrolable, siempre
es bueno tener un plan B! ¡Mucho ánimo!
Para cualquier
duda o pregunta pueden contactarme al mail: barbarabelenky@hotmail.com
Hasta pronto! Auf
wiedersehen!
Barbara.
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