lunes, 13 de enero de 2014

La inseguridad del inmigrante Parte II

La otra semana nos quedamos en aquellas razones que facilitan a que el inmigrante tenga baja autoestima o se sienta poco válido al pisar el país de destino. Hablamos de la dificultad con la que se enfrentan los inmigrantes al tener que hablar otro idioma que quizás no conocen a la perfección. En relación a ello mencioné la necesidad de aprenderlo para poder comunicarse con los demás. También hablamos de la importancia de buscar apoyo en amistades, colegas, compañeros de clase y comentamos que suele estar relacionado con el nivel del idioma que tenga el inmigrante. Y que si la persona no habla el idioma puede aislarse gradualmente y eso mermar en su autoestima. Una vez puestos en situación y refrescado la memoria aquí os dejo otros dos puntos importantes que no ayudan a nuestra autoestima:

a)      Una vez que conseguimos controlar el idioma, y somos capaces de hablar con los demás y enseñar nuestra personalidad aparece el tema del trabajo. Encontrar un trabajo en otro país es un desafío, ya que dependiendo en lo que queramos trabajar tendremos que hacer unos pasos u otros. Aquellas personas que han estudiado una carrera tienen primero y principalmente que continuar con la convalidación del título empezada en su país de origen. Esta convalidación no sólo es un gasto de dinero considerable sino que requiere de tiempo y paciencia. Para aquellos que han estudiado carreras en las que tratan la salud de las personas o bien se involucran de una u otra manera con la sociedad, deberán además colegiarse para poder ejercer. Todos estos pasos como ya mencioné son un gasto de dinero y de tiempo que muchas veces al principio no se tiene. Por ello se buscan otros trabajos diferentes a la profesión elegida. Es muy digno trabajar de camarero, dependiente de una tienda, cuidador o enseñando español, porque ello nos ayudará a salir adelante. Pero la autoestima y la seguridad en sí mismo que sentimos cuando realizamos un trabajo que no es aquello a lo que dedicamos cinco años de estudio, afecta considerablemente a la autoestima. Esto no aparece de un día para otro sino que va apareciendo con el tiempo, cuando las necesidades básicas las empezamos a tener cubiertas: un buen sueldo, unos amigos, un novio, una piso bonito … de pronto nuestra autoestima toca la puerta y nos recuerda: ¿oye, y cuándo vas a empezar a hacer eso que realmente te apasiona? ¿Cuándo vas a tratar pacientes? (esto sería la autoestima de un psicólogo), pero también funcionaría con otras profesiones: ¿Cuándo vas a empezar a enseñar matemáticas en un colegio? (para un profesor de primaria) ¿cuándo vas a trabajar de periodista escribiendo artículos en periódicos de la zona? (para un periodista), y así sucesivamente … Y esas preguntas que surgen de nuestro cuestionamiento interno afectan a esa valoración que hacemos sobre nosotros mismos.

Me gustaría añadir aquí, que estas preguntas no surgen de la noche a la mañana,  sino que aparecen cuando tenemos el resto de necesidades básicas cubiertas. Sin embargo siempre están aquellas personas que desean fervientemente llegar y encontrar un trabajo de lo que han estudiado, con prisas, presiones, y frustraciones. Como profesional considero es importante que la persona sepa darse tiempo para asentarse en este nuevo país. No es momento para presionarse en buscar el trabajo de su vida, porque como dice el refrán “las cosas de palacio, van despacio” y hay que saber respetar los ritmos del proceso de migración. Cuando la persona se vea capacitada, pueda comunicarse de forma fluida en la lengua alemana, y su autoestima comience a cuestionarle, entonces deberá ponerse las pilas para buscar algún trabajo relacionado con su profesión. 

b)      Por último pero no por eso menos importante es el hecho de conocer la ciudad, conocer las calles, las autopistas, los lugares donde comprar, los medios de transporte y todas aquellas cosas que vamos aprendiendo según vivimos en la ciudad que nacemos. Parece una tontería, pero no lo es, porque aprender y conocer el lugar donde se vive, hace que nos sintamos más seguros, más confiados, más cómodos … más como en casa. Por poner un ejemplo sencillo, conducir en otro país – aunque también sea de la Unión Europea – es diferente. Los carriles para girar a la izquierda o derecha suelen ser más cortos en Linz, la salida de las autopistas suelen tener menos tramo que las que hay en Madrid, los semáforos están colgados con cables en el aire, hay más curvas porque hay más montaña, y muchas otras cosillas que uno va dándose cuenta a medida que va conduciendo por estas tierras. La primera vez que conduces por una zona tan montañosa o con tantas curvas la inseguridad incrementa porque es algo nuevo que no conoces y que no estás acostumbrado. Pues a eso me refiero. Para el inmigrante cuando llega a otra ciudad, otro país, todo es novedad y todo es bastante diferente. Pues todas estos pequeños detalles favorecen la inseguridad en el inmigrante. Por eso es importante, y aquí se cuela consejo profesional, salir a la calle todos los días a pesar de no tener trabajo. Usar ese tiempo en que aún no se ha encontrado el trabajo para conocer la ciudad en la que se planea vivir un tiempo más prolongado.

Si aún tenéis dudas sobre la inseguridad, o queréis preguntarme alguna cosa o queréis sugerir algún tema que todavía no he tocado y os apetece leer no dudéis en escribirme al correo: barbarabelenky@gmail.com 

Espero que este artículo os haya ayudado a conocer los puntos flacos de la autoestima y poder ponerle una solución! 

Hasta el próximo día!

Auf wiedersehen!

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